Lo mejor que puedo hacer en esta entrada es dar voz a un escrito de un funcionario docente que firma un escrito impecable y que transcribo literalmente, al pié figura su nombre, espero que así sea; si por un casual no es así de inmediato rectificaría y pido disculpas anticipadas.
Adiós a la extra de Navidad.
El Gobierno del PP ha decidido que, como
muchos otros empleados públicos, no cobraré la paga extraordinaria de diciembre.
Gané mi oposición como Profesor de
Enseñanza Secundaria hace ocho años. De las únicamente tres plazas que se
ofertaban en mi especialidad, obtuve la primera de ellas. Tuve que superar tres
pruebas eliminatorias: un primer examen teórico en el que debí desarrollar un
tema a elegir entre dos extraídos al azar de un total de setenta; un segundo
examen con varios apartados (análisis de audición, análisis de partitura,
aplicación didáctica de una pieza musical, interpretación); y un tercero,
comúnmente llamado “encerrona”, en el que, tras dos horas de preparación de otro
tema escogido entre dos, hube de exponer cómo desarrollaría dicho tema, defender
mi programación y debatir con el tribunal sobre cuantas cuestiones me planteó.
Para conseguir mi plaza estudié muchas horas durante muchos meses y sacrifiqué
proyectos personales y profesionales, apostando por la función pública, no por
vocación (eso se lo dejo a los frailes y los toreros) sino por cuestiones mucho
más terrenales y prácticas (entonces aún se hablaba de aquello del “sueldo
fijo”).
No les cuento cómo aprobé la oposición
para presumir de nada, sino para explicar cómo nos hemos ganado los funcionarios
nuestro puesto de trabajo y por qué ningún gobierno tiene derecho a reducirnos
el sueldo (como hizo Zapatero), congelarlo (como hizo Aznar) o quitarnos pagas
extras (como va a hacer Rajoy). El motivo de que un funcionario tenga una plaza
fija no es otro que evitar que su situación laboral pueda estar condicionada por
el Gobierno de turno en menoscabo de su independencia como trabajador público,
al haber accedido a través de los principios de mérito, capacidad y
transparencia. Decía recientemente el Ministro Montoro que “la oposición es un
método de selección para que estén al servicio público los mejores, no para
tener un puesto seguro frente al resto”. Sr Montoro, cuando una persona gana una
oposición, merece un puesto seguro frente a quien no lo ha hecho, justamente
porque en ese proceso de selección ha sido mejor que los demás (parece mentira
que haya que explicar esto a alguien con estudios); por otro lado, ¿qué sistema
de selección ha afrontado usted para ganarse la vida, tan bien, con la política?
Cuando decidí preparar oposiciones ya
sabía que en la función pública no ganaría lo mismo que en una empresa privada,
pero opté por la estabilidad de trabajar para la Administración, suponiendo que
mi sueldo, aunque nunca se parecería ni de lejos al del directivo de un banco,
tampoco sería recortado cuando las cosas fueran mal. Evidentemente, no ha sido
así. Y ya estoy harto. Ni me he enriquecido con la especulación inmobiliaria,
ni he vivido por encima de mis posibilidades, ni he defraudado a Hacienda, ni he
despilfarrado el dinero de los demás, así que no tengo por qué pagar por todo
ello, cuando ustedes, señores políticos, perdonan a los defraudadores, amparan a
los especuladores, se enriquecen a nuestra costa, regalan a los bancos nuestro
dinero y continúan haciendo del nepotismo un estilo de gestión
pública.
Mientras quienes hemos accedido a nuestro
puesto de trabajo con esfuerzo, dedicación y sacrificio seguimos siendo
vapuleados, ustedes siguen cobrando pensiones vitalicias, manteniendo coches
oficiales, malgastando nuestro dinero, conservando un número de diputados,
parlamentarios y senadores a todas luces desproporcionado y tapando numerosos
casos de corrupción en sus partidos sin asumir las consecuencias… Tienen ustedes
cuantiosas subvenciones públicas para sus partidos y fundaciones; paguen con ese
dinero lo que miembros de su partido se han llevado y devuélvanlo a la sociedad.
¿Qué decir de la casa real y el “despiadado” recorte de un 2% o del bochornoso
caso Nóos?, ¿quién va a restituir todo ese dinero robado y defraudado? ¿Y los
clubs de fútbol? ¿Y las televisiones públicas? ¿Y las “grandes fortunas”, a las
que todos ustedes (sí, todos, también la izquierda) protegen? ¿O son ellos los
que les protegen a ustedes? Reintegren todo lo que se han llevado de forma
injusta, insolidaria y aprovechada (complementos de cesantía, asistencia
sanitaria “de uso especial”, supresión del pago de cuotas a la Seguridad Social ,
seguros de vida y accidentes privados…). Eliminen competencias si es necesario y
ahorren consejeros, directores generales, directores de servicio, jefes de
sección, jefes de negociado, asesores y demás cargos que están ahí cobrando de
forma más que generosa sin haber superado ninguna oposición. Sé que no lo van a
hacer porque no les queda decencia, ni siquiera en un momento como este, en el
que España encabeza el índice de miseria de la Unión Europea , con un 26,4%,
una situación similar a la de la posguerra, y no son capaces de renunciar a sus
prebendas. Señores políticos, su actitud y su gestión son una auténtica
vergüenza.
Alberto Royo
Abenia
Funcionario docente por
oposición.
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No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente. René Descartes
Nº.: 167