Catalans, voleu córrer massa; no correu tant que podrieu ensopegar.

lunes, 23 de julio de 2012

Extra de Navidad

Salta a la vista que la culpa de la crisis la tienen los funcionarios, no los gobernantes....¡¡¡País!!!.
Lo mejor que puedo hacer en esta entrada es dar voz a un escrito de un funcionario docente que firma un escrito impecable y que transcribo literalmente, al pié figura su nombre, espero que así sea; si por un casual no es así de inmediato rectificaría y pido disculpas anticipadas.





 Adiós a la extra de Navidad.

El Gobierno del PP ha decidido que, como muchos otros empleados públicos, no cobraré la paga extraordinaria de diciembre.  

Gané mi oposición como Profesor de Enseñanza Secundaria hace ocho años. De las únicamente tres plazas que se ofertaban en mi especialidad, obtuve la primera de ellas. Tuve que superar tres pruebas eliminatorias: un primer examen teórico en el que debí desarrollar un tema a elegir entre dos extraídos al azar de un total de setenta; un segundo examen con varios apartados (análisis de audición, análisis de partitura, aplicación didáctica de una pieza musical, interpretación); y un tercero, comúnmente llamado “encerrona”, en el que, tras dos horas de preparación de otro tema escogido entre dos, hube de exponer cómo desarrollaría dicho tema, defender mi programación y debatir con el tribunal sobre cuantas cuestiones  me planteó. Para conseguir mi plaza estudié muchas horas durante muchos meses y sacrifiqué proyectos personales y profesionales, apostando por la función pública, no por vocación (eso se lo dejo a los frailes y los toreros) sino por cuestiones mucho más terrenales y prácticas (entonces aún se hablaba de aquello del “sueldo fijo”).

No les cuento cómo aprobé la oposición para presumir de nada, sino para explicar cómo nos hemos ganado los funcionarios nuestro puesto de trabajo y por qué ningún gobierno tiene derecho a reducirnos el sueldo (como hizo Zapatero), congelarlo (como hizo Aznar) o quitarnos pagas extras (como va a hacer Rajoy). El motivo de que un funcionario tenga una plaza fija no es otro que evitar que su situación laboral pueda estar condicionada por el Gobierno de turno en menoscabo de su independencia como trabajador público, al haber accedido a través de los principios de mérito, capacidad y transparencia. Decía recientemente el Ministro Montoro que “la oposición es un método de selección para que estén al servicio público los mejores, no para tener un puesto seguro frente al resto”. Sr Montoro, cuando una persona gana una oposición, merece un puesto seguro frente a quien no lo ha hecho, justamente porque en ese proceso de selección ha sido mejor que los demás (parece mentira que haya que explicar esto a alguien con estudios); por otro lado, ¿qué sistema de selección ha afrontado usted para ganarse la vida, tan bien, con la política?

Cuando decidí preparar oposiciones ya sabía que en la función pública no ganaría lo mismo que en una empresa privada, pero opté por la estabilidad de trabajar para la Administración, suponiendo que mi sueldo, aunque nunca se parecería ni de lejos al del directivo de un banco, tampoco sería recortado cuando las cosas fueran mal. Evidentemente, no ha sido así. Y  ya estoy harto. Ni me he enriquecido con la especulación inmobiliaria, ni he vivido por encima de mis posibilidades, ni he defraudado a Hacienda, ni he despilfarrado el dinero de los demás, así que no tengo por qué pagar por todo ello, cuando ustedes, señores políticos, perdonan a los defraudadores, amparan a los especuladores, se enriquecen a nuestra costa, regalan a los bancos nuestro dinero y continúan haciendo del nepotismo un estilo de gestión pública.

Mientras quienes hemos accedido a nuestro puesto de trabajo con esfuerzo, dedicación y sacrificio seguimos siendo vapuleados, ustedes siguen cobrando pensiones vitalicias, manteniendo coches oficiales, malgastando nuestro dinero, conservando un número de diputados, parlamentarios y senadores a todas luces desproporcionado y tapando numerosos casos de corrupción en sus partidos sin asumir las consecuencias… Tienen ustedes cuantiosas subvenciones públicas para sus partidos y fundaciones; paguen con ese dinero lo que miembros de su partido se han llevado y devuélvanlo a la sociedad. ¿Qué decir de la casa real y el “despiadado” recorte de un 2% o del bochornoso caso Nóos?, ¿quién va a  restituir todo ese dinero robado y defraudado? ¿Y  los clubs de fútbol? ¿Y las televisiones públicas? ¿Y las “grandes fortunas”, a las que todos ustedes (sí, todos, también la izquierda) protegen? ¿O son ellos los que les protegen a ustedes? Reintegren todo lo que se han llevado de forma injusta, insolidaria y aprovechada (complementos de cesantía, asistencia sanitaria “de uso especial”, supresión del pago de cuotas a la Seguridad Social, seguros de vida y accidentes privados…). Eliminen competencias si es necesario y ahorren consejeros, directores generales, directores de servicio, jefes de sección, jefes de negociado, asesores y demás cargos que están ahí cobrando de forma más que generosa sin haber superado ninguna oposición. Sé que no lo van a hacer porque no les queda decencia, ni siquiera en un momento como este, en el que  España encabeza el índice de miseria de la Unión Europea, con un 26,4%, una situación similar a la de la posguerra, y no son capaces de renunciar a sus prebendas. Señores políticos, su actitud y su gestión son una auténtica vergüenza.

Alberto Royo Abenia
Funcionario docente por oposición.      
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No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente. René Descartes

Nº.: 167                 
                                                                              

domingo, 22 de julio de 2012

Funcionarios crisis imágenes

Una tira de imágenes que he encontrado por la red.










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Nº.: 166

FUNCIONARIOS Y CRISIS


Mis querido amigos, pese a mis pésimos augurios la ficción se hace realidad. Yo como siempre, a favor de los funcionarios de verdad, de los de a pié, los que sostienen esta sociedad. Pienso dedicarme en cuerpo y  alma a defender a este colectivo desde mi ordenata, me sumaré a todas las manifestaciones que pueda y cuando haya elecciones, si hay dinero, que lo habrá para estos menesteres, hablaré. Por lo pronto Cataluña y los Vascos ya están "preparando" el terreno para sus "consultas" que pagaran....., los funcionarios.
Por lo pronto incluyo la verdadera historia de los "MOSCOSOS", a ver si la ciudadanía se entera de una vez que los "moscosos" no son prebendas sino SUELDO.

Javier Moscoso


Historia de los Moscosos. No fueron un privilegio sino un timo a los funcionarios

Javier Moscoso del Prado y Muñoz, Ministro de Presidencia de Felipe González. Aprobó los “días Moscosos” el 23 de diciembre de 1983 a cambio de no incrementar los sueldos según el IPC que era del 12,2%
Los funcionarios (y estatutarios) perderemos tres días de los seis de libre disposición —los llamados ‘moscosos’— y se quedarán también sin los días libres adicionales en función de su antigüedad —los ‘canosos’—, según ha anunciado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Los Moscosos no son un privilegio de los funcionarios y estatutarios en relación al resto de los trabajadores sino que se trata de una compensación que se hizo en el año 1983 por no subir el sueldo.

IPC del año 1983 según el INE
El Ministro socialista de Presidencia era Javier Moscoso del Prado y Muñoz. Se reunió con los sindicatos, por orden de Felipe González, para negociar una compensación en “tiempo” a cambio de no incrementar las retribuciones en una cantidad equivalente al IPC que era un 12.2%. La negociación sindical de aquel año la realizó personalmente Moscoso y uno de los sindicatos que negociaron con Moscoso fue la CESM. El encuentro se realizó en el edificio Semilla del palacio de La Moncloa durante el mes de diciembre de 1983. Por parte de Cesm asistieron el Secretario General Juan Blazquez Sánchez, Eduardo de Porres Vicesecretario General, el letrado Andrés Salcedo de Mingo y las dos personas que durante años negociaron las subidas salariales: el Cántabró  José Manuel Rubín de Celís y el Aragonés José Luis Ansón. En la reunión el Ministro explicó la pésima situación económica de aquel año que impedía el incremento y la propuesta que era compensar la pérdida del poder adquisitivo del 12,2% mediante una compensación de seis días de dispensa, es decir los “Mocosos”. Hubo otras reuniones con otros sindicatos en las que los representantes de CC.OO quizás eran Fernando Pérez Iglesias y José María Fidalgo, traumatólogo de La Paz.
Para legitimizar los Mocosos se publicó en el BOE del 22 de diciembre de 1983 la Instrucción de 21 de diciembre de 1983 (Moscosos) de la Secretaria de Estado para la Administración Pública.

La propuesta de los “Moscosos” era un timo para los funcionarios
La propuesta de dar seis días a cambio de no incrementar un 12,2% los sueldos no era proporcional y el número de días que correspondían a la perdida porcentual era de 30,5; es decir perdimos 24,5 días. Pero aquellos años eran especiales. Todos los españoles remábamos en la misma dirección y los pactos de estado eran una realidad. El resultado fue que Cesm, CC.OO y UGT aceptamos aquella perdida adquisitiva parcialmente compensada en días y “nos tragamos a sabiendas el timo”. Los funcionarios, los médicos y resto de profesionales de la sanidad lo comprendieron y aunque más pobres lo aceptaron.
Clausula secreta que se incumplió
Para no mentir entre Moscoso y la Cesm hubo una “cláusula secreta” que no se cumplió y que consistía en la desaparición de la Colegiación Obligatoria para los médicos que trabajábamos en la Sanidad Pública. Para comprender este acuerdo hay que tener en cuenta las ideas de la OMC en aquellos tiempos. El Presidente era Ramiro Rivera que protagonizó un intento involucionista, denominado “Operación Primavera, en la época del Ministro Ernest Lluch.
El Gobierno de Rajoy se salta el acuerdo de los “moscosos” a la torera
Ahora años después, el Gobierno se olvida de aquello y nos quita, además de la paga extra, nuestros seis mocosos. Aquellos que nos dieron a cambio de no incrementar nuestro sueldo en un 12,2%
Por si fuera poco los “canosos” también fuera
Por si fuera poco quita los llamados “canosos” lo que constituye otra modificación en las condiciones laborales y que también puede traducirse a términos monetarios. Para más inri, el gobierno castiga más aquellos con más antigüedad. Invitamos desde aquí Vicente Matas, coordinador del Centro de Estudios de CESM-Granada y experto en cálculos salariales en estimar el dinero perdido con el pacto de los mocosos y su traducción a Euros.
Le decimos al Ministro Cristóbal Montoro aquella frase de Fernando Fernán Gómez ¡Váyase a la mierda!
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Cuanto más se dividen los obstáculos son más fáciles de vencer. Concepción Arenal. 

Nº.: 165

miércoles, 20 de junio de 2012

Funcionarios y la crisis

El tema gasto versus funcionarios sigue y sigue, por más que muchos digamos y redigamos que los funcionarios no son la cabeza de turco. A nivel popular y alguno público -como el Sr. Beteta, Secretario de Estado de Administraciones Públicas o miembros del Eurogrupo o de la Eurozona-, siguen empecinados en que la solución pasa por bajar una vez más el sueldo a los funcionarios, meterles en cintura, quitarles derechos adquiridos por el tiempo a costa de su sueldo y subir el IVA. 
Veamos, si se ha demostrado con creces que la subida del IVA no ha reportado beneficios al Estado como esperaban esos impagables cerebros-mentes-pensantes-economistas-del-mundo-mundial, ¿porqué empecinarse en seguir pidiendo que el IVA tiene que subir?. A esas personas cuya mayoría ni viven ni se les espera en esta piel de toro, están acostumbrados a unos niveles de sueldo y de gasto general social que es imposible darse en España. Puedes pedir una subida del IVA a países como Alemania, Francia, Inglaterra, Suecia, Dinamarca..., pero no a España, donde el nivel de consumo está bajo mínimos, otra subida del IVA provocará sin duda una nula adquisición de bienes.
Se olvidan que España en un país donde algo más de 6 millones de ciudadanos aún tienen trabajo, donde más del 40% de desempleados son menores de 35 años, donde los ERE'S pululan por cualquier esquina. Subir el IVA es literalmente contraproducente.
Sobre los funcionarios, donde el general de la población no distingue los de oposición, de los asesores o enchufados del partido político en el poder, de los de las comunidades autónomas ni de los ayuntamientos. El Estado o la Administración Central tiene como funcionarios propios por oposición, la cifra aproximada de 500.000 efectivos para toda España, cifra muy por debajo de la media Europea. Pero si sumamos los asesores a dedo, los idem de idem en ayuntamientos y comunidades, la cifra si se dispara. Además, y ahora viene mi dedo en la herida, los funcionarios fetén, además de realizar horrorosas oposiciones para ganar una miseria -tanto en época de bonanza como en la que ahora nos toca vivir-, tienen la gran mayoría carrera universitaria. Pero esto, mis queridos amigos no se cumple con la clase política que llega al poder; ni oposiciones y algunos ni carrera universitaria. Desde la época de Felipe González, la "calidad" de los miembros del Gobierno ha ido a menos de forma concienzuda. Muchos no son ni funcionarios y cuantos Ministros y otros altos cargos que hemos tenido, no son ni universitarios. Resumen, para ser político no se exige nada y si llegas a tocar poder, tampoco. Estamos en una sociedad límite, sin valores, hemos vivido muy por encima de nuestras posibilidades no por culpa de los ciudadanos sino de los que nos han gobernado. En una casa, salvo descerebrados, que los hay; no gastan por encima de sus posibilidades. Para esto no hace falta ser premio Nobel de economía, hace falta sentido común. Sentido que falta en el Estado. 
Ahora toca enmendar la plana, corregir la multitud de desaguisados y tropelías que se han realizado, el Estado tiene que dejar de ser "papá estado". 
Mi amiga la estanquera "rojilla", me hace llegar un correo y dos enlaces. Uno va firmado por un catedrático y versa sobre los funcionarios, otro es un resumen de una entrevista radiofónica en la cadena Ser a la actual Ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato y por último un video de la alcalde de Madrid y esposa del Sr. Aznar, Ana Botella. Sin comentarios.

Así lo pienso, así lo digo. Amigos. Abrazos y besos según corresponda.

A continuación incluyo los tres elementos indicados.

Si por un casual el texto del Catedrático D. Francisco Bastida, no fuese suyo, declino cualquier responsabilidad, aunque sería corregido de inmediato ya que circula por la red y yo lo plasmo tal cual.
   
Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplauden de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.                                               
        
Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.

Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla. 

Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. 

En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta. 

Francisco J. Bastida. 
Catedrático de Derecho Constitucional. 
Universidad de Oviedo.

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La entrevista a Ana Mato.
http://www.cadenaser.com/espana/audios/explicaciones-anamato/csrcsrpor/20120418csrcsrnac_11/Aes/
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Ana Botella en el estado de la ciudad de Madrid.
http://youtu.be/sVnpOGIzoGw

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Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber. Albert Einstein.
Nº.: 164