Rajoy y las quinielas (2)

El tiempo va pasando, lentamente para la mayoría de nosotros (a nivel político claro). Aún no estamos oficialmente en campaña electoral pero como ya es habitual, los candidatos se pasan los días de mítines en mítines. Mis impresiones al día de hoy siguen siendo de hecatombe perfecta para los del pesoe, una buena mayoría parlamentaria para los peperos y ciertas y sustanciales subidas de los llamados izquierda unida y los chicos de Rosa Díez.

Poco a poco vamos conociendo ideas gallegas del candidato Mariano Rajoy; pero hay una que me ha llamado mucho la atención por inesperada; colocar de número 4 por las listas de Madrid al ínclito alcalde Alberto Ruíz Gallardón. Creo que será un craso error, este individuo que ha hecho multitud de guiños a los sociatas, que se a empleado a fondo en dejar las arcas de la villa y corte tiritando con obras y proyectos faraonicos, que se ha cubierto de una gracia especial con el asunto de los juegos olímpicos, no debe estar llamado a ocupar una poltrona ministerial. Me hecho a temblar, no ya por el gasto que puede hacer sino por las medidas que querrá tomar, vamos, una especie de Sebastián con las siglas del pp en la solapa. Mi porra anunciada en la anterior entrada, no creo a estas alturas, que tenga muchos aciertos, pero la idea sí. Los bastiones columnares de la política económica serán fundamentales en un primer gobierno donde habrá eminentes especialistas y gente de mucho, muchísimo peso tanto nacional como internacional.
Pero todavía tendremos que hartarnos a oír "emocionantes" noticias etarras con el único fin de arañar votos como sea. Pero el asunto Blanco está ahí y le va a costar muy caro tanto al pesoe, como al candidato Rubalcaba como al propio Blanco (ya sin gafas). Y mientras tanto los que han ignorado la crisis, los que tanto daño han hecho y siguen haciendo (y lo que durará ese daño), de rositas se irán y el mas gordo se pondrá en León, en una hamaca a contar las nubes que pasen por encima de su testa con el riñón bien cubierto.
Ahora no vale, candidato Rubalcaba, entonar un mea culpa, cantar canciones de perdón y de no volver a hacerlo, no, ya no, y tú has sido vicepresidente del gobierno con un fantástico poder que te permitía aplaudir hasta con los pabellones auditivos las paridas del jefe y de otros compis del Consejo de Ministros.
Amigo Rajoy, no tienes más remedio que ir cambiando, cuando puedas, la Ley Electoral, entre otras cosas porque los ciudadanos votan a nombres para ciertos cargos, ejemplo, a los ayuntamientos, no vale quitar a un alcalde para acabar llevándotelo a un Ministerio, y por otros y variados motivos, ¡ah! y no se te olvide la Ley D'Hont.
Alcalde de la Villa y Corte, un pequeño consejo para que medites, el Alcalde de Madrid tiene el título de Excelentísimo, un Ministro no, un Ministro es simplemente Sr. o Sra, mira a ver si tu ego te lo permite.
Amigos, abrazos y besos según corresponda.
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Hay velas que lo alumbran todo, menos su propio candelabro. Friedrich Hebbel

Nº.: 148